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martes, diciembre 7

Soñar con familiares muertos.

Una de las consultas mas recurrentes en los consultorios de psicólogos y psiquiatras tiene que ver con los sueños y pesadillas que tienen los familiares de personas recién fallecidas con sus deudos.
Estos seños son de diversa índole, desde sangrientas pesadillas hasta apacibles escenas en lugares paradisiacos en los que se muestra el descanso eterno del alma del familiar.
Muchos estudiosos de la materia han querido buscar el significado de este tipo de sueños e incluso hay quienes han buscado la posibilidad de que efectivamente el espíritu del fallecido este buscando comunicarse con sus familiares.
Realmente lo único que ha podido probarse es que quien sueña está proyectando el trauma de la perdida a su mundo onírico y así si en el subconsciente de la persona se alberga la impresión de una muerte trágica es muy probable que sus sueños sean pesadillas sangrientas.
También puede darse el caso de que el familiar haya tenido una relación pacífica y armónica con quien lo sueña, si no existieron conflictos ocultos los sueños serán igualmente armónicos y apacibles.
El espíritu como tal es hasta ahora un concepto que no ha sido definido con claridad, sabemos que somos energía, de hecho todo es energía y como sabemos la energía no se destruye sino que se transforma. Como seres humanos podemos "absorver" parte de la energía de otros, de allí surgen fenos como la sincronicidad, ampliamente estudiado por Karl Jung a comienzos del Siglo XX.
Los sueños en este caso si son una conexión espuiritual, son manifestaciones de energías que se internalizaron durante la vida de los seres cercanos y que ahora trascienden en otros planos.
El destino del alma o del espíritu después de la vida terrenal lo desconocemos, obviamente se ubica en esferas desconocidas.
Hay quienes aseguran haber tenido contacto con esas esferas, pero no existen pruebas fehacientes de ellon pero en las mentes de quienes sobrevivimos siempre estará presente la idea de que esa comunicación es posible y los sueños son expresión de esa idea. 
 
Enviado desde mi BlackBerry de Movistar

sábado, noviembre 20

Del budismo al ateismo.

Hay momentos de la vida cuando quieres romper con todo lo  establecido,  cuestionas todo, incluso la existencia de Dios. Eso pasa por  lo  general ocurre en momentos de mucho dolor o en épocas de cambio, una de esas épocas es cuando comienzas a descubrir al mundo, a darte cuenta que las cosas no son exactamente como las quieres.

En esa época de mi vida toque dos  extremos el   ateísmo y el budismo,  no recuerdo en qué orden, pero creo que primero fue el ateísmo.  Mis primeros encuentros con la ciencia me llevaron a una visión materialista, en la que la religión era equiparable a las supersticiones, allí no cabían seres espirituales y como se nos había enseñado que Dios pertenecía el reino del espíritu  no había cabida para Dios.

 Nadie ha visto a Dios, no existe prueba científica de su existencia y además el mundo esta plagado de injusticias y de dolor, Dios no querría que eso ocurriese, pero a pesar de eso siempre busqué la explicación a la existencia en un plano distinto al material, en parte porque la ciencia no termina de explicar muchas cosas que están en el génesis de la vida y en el interior de nuestro ser.

Mi padre me dijo una vez que Dios no es un viejo sentado en una nube, entonces lo concebí como una forma de energía   y  la única forma de hacer contacto con esa energía  fue buscando en mi interior, así conocí la meditación y el budismo  me proporcionó métodos para llegar a estados de conciencia diferentes a los del mundo cotidiano.

Luego volví a salir al mundo material, antes conocí otras formas de felicidad,  sentí la iluminación, pero al volver me di cuenta  que eso no estaba reñido con el ser cristiano, así como la iglesia hoy reconoce que la ciencia tiene razón en cuestionar algunos mitos que se enseñan en las iglesias, creo que también podrá reconocer que hay planos distintos a los materiales  en los que podemos encontrar  nuestras energías vitales y encontrarnos con un Dios que no coincide con la imagen del viejo en la nube, sino que es  una fuerza incomprendida e incompresible, creador y dador de vida, como dice la liturgia.