martes, julio 30

¿vida después de la vida?

Mucho se ha escrito de la vida después de la vida. Recientemente un neurocirujano norteamericano tuvo una experiencia según la cual cayó en un coma profundo  y regresó diciendo que había visitado el cielo. Eben Alexander, quien es profesor de la universidad de Harvard asegura haber regresado para contar su historia y con ella comunicar al mundo que si existe el cielo.

De este tipo de experiencias podríamos escribir miles de páginas, pero ninguna sería concluyente. La humanidad siempre ha soñado con otro mundo en el que le son recompensadas  sus buenas acciones y sus sufrimientos en la tierra, también hemos imaginado a través de la historia que Dios tiene una morada sagrada, el empíreo, la esfera más alta de la divina comedia y que ese será el destino de  los hombres justos y buenos y justos.

La filosofía cristiana, al menos la católica  no tiene entre sus dogmas el de   la reencarnación los muertos  en otras personas o animales, aunque proclama la vida eterna  y la resurrección de los muertos. No entráremos en detalles sobre estos dos dogmas, pero si ahondáremos un poco sobre los lugares a donde moran las almas de los muertos.

Debemos comenzar por analizar lo que es el alma, hay quienes distinguen cuerpo, alma y espíritu, pero teología cristiana no distingue entre las dos ultimas, siendo el alma el componente espiritual, no material del hombre, ese componente, inmortal para los católicos es lo que nos proporciona el entendimiento y la vida misma, es la consecuencia del soplo sagrado del creador, pero si ese soplo no se extingue, si el alma no muere ¿a dónde van las almas después de la muerte?

Dante en la Divina Comedia describe los lugares a donde van las almas desde una perspectiva literaria, pero fundamentada en las Sagradas Escrituras. Distingue Dante tres distintos lugares donde irían las almas al morir en un viaje épico que hacen Dante y Virgilio, son estos el infierno, el purgatorio y el cielo. En el primero, un profundo abismo describe terribles castigos y torturas para como pena a las malas acciones cometidas en vida, el purgatorio es una gran montaña que se debe escalar como penitencia para llegar al cielo que es la morada de Dios, en donde las almas finalmente disfrutan de la vida eterna al lado del padre.  De las descripciones hechas en este poema se toman muchas de las actuales creencias sobre esos lugares.

Pero los teólogos tienen su propia versión un poco menos fantástica, el infierno es más un estado de conciencia que un lugar físico, un estado  de sufrimiento de las almas, en el que  Dios está ausente, un estado en el que el hombre se endurece en el mal. La Biblia son embargo en el Nuevo Testamento habla del fuego eterno en el cual se consumirán las almas de los malvados condenados en el Juicio Final. Algunos teólogos aseguran que el fuego es una figura, porque el fuego no puede actuar sobre el espíritu.

El purgatorio, contrario a lo que se piensa normalmente, no es un sitio de castigo sino un estado de preparación para llegar al cielo, por ello dicen estos teólogos  el purgatorio debe ser visto con la alegría de saber que estamos en camino de llegar ante Dios. El cielo, finalmente, es la presencia del hombre ante Dios, la revelación de la Divinidad. Para los orientales es el nirvana, la realización completa del hombre. 

Independientemente de las creencias, los dogmas, la filosofía y la teología, estamos claros que de los valores, de asumir la vida como una misión de servicio a los semejantes y a toda la Creación, una misión en la que demos amor al prójimo, de allí depende la felicidad y la plenitud espiritual. Si el alma es inmortal como nos enseñaron nuestros padres, seguramente recogerá todas esas energias positivas y nos llevará a un estado de felicidad plena en el plano de la eternidad. Si por el contrario la vida termina con la muerte física, la felicidad la encontraremos con la paz espiritual que se consigue con obrar bien.   

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