Un informe de la FAO establece que mas de 850 millones de seres humanos padecen de hambre en el planeta. El mismo informe dice que en nuestro mundo se produce suficiente cantidad de alimentos para abastecer a toda su población. El problema es a simple vista de distribución, existe un desbalance entre producción y distribución, hay un sistema imperfecto que niega los alimentos a niños, mujeres y hombres que se encuentran en las condiciones menos favorecidas de la especie humana.
Da vergüenza que este problema, en la era de la tecnología, el consumismo desbordado y en un ambiente de relativa paz mundial los líderes políticos, sociales y religiosos no tengan e el primer punto de su agenda la solución al problema del hambre que no es otro que buscar vías para distribuir de forma equitativa los alimentos que se producen en este bello y generoso planeta.
Pero la solución no es tan fácil como simplemente dividir la producción mundial en raciones iguales y distribuirlas por todo el planeta. Los internes creados, los sistemas económicos, los manejos del mercado para obtener mayor rentabilidad para las empresas productoras de alimentos, la necesidad de incentivos para que realmente se ejecute el hecho productivo so apenas algunos de los factores que conforman la ecuación que encierra este problema.
La solidaridad humana parece ser la respuesta al problema, pero en os regimenes en los que ha sido tratado de ser impuesta la distribución de los bienes desde el poder del Estado el resultado ha sido una merma de la producción y un aumento del problema del hambre en medio de un incremento de la corrupción.
Pero el Estado no puede permanecer indiferente ante el problema, el cual en el fondo es un problema de conciencia, lo cual reduce la solución a la educación del ser humano para establecer prioridades en sus valores.; Sin embargo, mientras esto se logra es necesario que los estados tomen las medidas necesarias y que cada uno de nosotros tomemos conciencia del problema para buscar la forma de dar nuestro aporte para su solución.
Da vergüenza que este problema, en la era de la tecnología, el consumismo desbordado y en un ambiente de relativa paz mundial los líderes políticos, sociales y religiosos no tengan e el primer punto de su agenda la solución al problema del hambre que no es otro que buscar vías para distribuir de forma equitativa los alimentos que se producen en este bello y generoso planeta.
Pero la solución no es tan fácil como simplemente dividir la producción mundial en raciones iguales y distribuirlas por todo el planeta. Los internes creados, los sistemas económicos, los manejos del mercado para obtener mayor rentabilidad para las empresas productoras de alimentos, la necesidad de incentivos para que realmente se ejecute el hecho productivo so apenas algunos de los factores que conforman la ecuación que encierra este problema.
La solidaridad humana parece ser la respuesta al problema, pero en os regimenes en los que ha sido tratado de ser impuesta la distribución de los bienes desde el poder del Estado el resultado ha sido una merma de la producción y un aumento del problema del hambre en medio de un incremento de la corrupción.
Pero el Estado no puede permanecer indiferente ante el problema, el cual en el fondo es un problema de conciencia, lo cual reduce la solución a la educación del ser humano para establecer prioridades en sus valores.; Sin embargo, mientras esto se logra es necesario que los estados tomen las medidas necesarias y que cada uno de nosotros tomemos conciencia del problema para buscar la forma de dar nuestro aporte para su solución.
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