Estos días hemos estado de nuevo leyendo noticias sobre las declaraciones del presidente Chávez sobre una eventual guerra para la que debemos estar preparados, muchos no han tomado en serio la cuestión, incluso los colombianos y norteamericanos parecen restarle importancia, aunque ellos parecen estar identificados como el enemigo a vencer por Chávez.
Es inteligente la posición de Uribe al mi caer en provocaciones, pero es innegable el hecho que en este momento existe un conflicto de intereses entre los gobiernos de Venezuela y Colombia que tienen modelos de desarrollo totalmente opuestos, el primero es estatista y de izquierda mientras el segundo es liberal de derecha. Además de esto Venezuela se ha alineado con los países donde ha sobrevivido el marxismo, lo cual ahonda el antagonismo.
En lo militar Venezuela lleva años estudiando la fórmula de la guerra asimétrica en el entendido de su incapacidad de enfrentar con las armas tradicionales a los norteamericanos o los colombianos apoyados por Estados Unidos; es decir, Chávez siempre ha estado claro que su proyecto puede ser atacado por fuerzas extranjeras adversas.
La guerra no es inminente, el avance del proyecto de Chávez ha sido lento, pero parece que existe una férrea decisión de avance no solo ven lo interno, sino también en lo internacional , lo que hace que el discurso guerrerista no sea una locura, máxime cuando electoralmente podría traer dividendos tanto en Venezuela como en Colombia.
El peligro radica por ahora en un mal calculo de alguno de los actores o de una intervención inesperada de algún grupo extremista, verbo y gracia las FARC, el ELN o los paramilitares. La guerra de Chávez sigue latente.
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