domingo, octubre 7

El espíiritu.

En el artículo de ayer hablamos del espíritu como parte de la esencia del ser humano y dimos un concepto que reduce al espíritu a las energía que genera el ser humano durante su existencia y las cuales se manifiesta a o interno y a lo externo, esa energía normalmente se transforma en obras que pueden se o no perdurables, pero también hablamos de cierta energía no transformada que permanece en el ambiente por largo tiempo hasta llegar a canalizarse y lograr finalmente una transformación en otro tipo de energía y por qué no en materia.

El carácter es confundido normalmente con el espíritu, porque realmente se nutre de la energía espiritual. El aura posiblemente es una manifestación física de la energía espiritual que a juzgar por la dificultad de ser percibida es bastante débil. No sabemos si el aura trasciende a la vida misma y si lo hace por cuanto tiempo ¿segundos, minutos, días, años, siglos o simplemente trascienden la barrera misma del tiempo? Muchas son las historias de apariciones de muertos, muchas obedecen simplemente a la imaginación del sujeto que las percibe, pero esa imaginación es activada por la energía que irradió el aparecido durante su vida y que fueron lo suficientemente fuertes para permanecer en el recuerdo del preceptor.

Quienes hoy día visitan el lugar donde se encontraba el campo de concentración de Auschwitz manifiestan sentir una energía muy peculiar, la energía de los horrores sufridos por hermanos que fueron sometidos a torturas, humillaciones y que finalmente encontraron el horror de una muerte sin dignidad. Es posible incluso que la visión del infierno de las videntes de Fátima no haya sido otra cosa que una premonición inducida por la fe en la que percibieron tales horrores.

Lo expuesto anteriormente explicaría en cierta forma algunos fenómenos extra sensoriales o mejor aun nos ubicaría en un campo en el cual aparece un sexto sentido que trasciende a la actividad biológica como es concebida por la ciencia tradicional. Claro que estas teorías son meras especulaciones sin ningún fundamento científico, pero alguna lógica tienen.

Por cierto que en el campo religioso se nos hable siempre del concepto de eternidad, el tiempo infinito, que nunca termina y que nunca comenzó, es un dogma de fe, como lo es también el concepto de alma, pero como hemos diferenciado al alma del espíritu ubicándolo en un campo mas cercano a lo material, el campo de la energía específicamente, debemos tomar en cuenta la atemporalidad del espíritu, la cual vendría dada por el mismo concepto de la atemporalidad de la materia, la cual según las leyes de la física no se crea ni se destruye, sino que se transforma. Si concebimos a la energía como un ente material sería también infinita, seria si objeto de transformaciones, aunque en el campo de la física la energía es la fuerza o mejor la capacidad que tiene un objeto de transformar la materia. A simple vista se agotaría al producirse la transformación.

Pero la física estudia también la energía potencial, que es la energía almacenada que tienen los cuerpos en un sistema. Las energía residuales de las que les hablo, es decir las energías generadas por el ser humano que no llegan a generar transformaciones en el entorno, permanecen como energías potenciales que pueden ser activadas por elementos con alta capacidad de recepción. También es posible que generemos algún tipo de energía similar a las ondas electromagnéticas que algún diá podamos decodificar.

Los soviéticos definieron desde su perspectiva materialista al al campo espiritual de la siguiente manera: “Lo espiritual es función de la materia altamente organizada, es resultado de la actividad práctica material, histórico-social de los hombres. La vida espiritual de la sociedad –conciencia social– aparece como reflejo del ser social. Al mismo tiempo, influye de manera activa sobre éste, sobre la actividad práctica de la humanidad. El concepto de espíritu también se emplea en sentido metafórico como sinónimo de esencia: espíritu de la época, espíritu del tiempo”

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