martes, junio 25

Mente, alma y espíritu.

En los últimos días he estado leyendo el primer tomo de Isis sin velo, una obra sobre el espiritismo publicada por Helena Blavatsky a finales del siglo XIX,  en ella se defiende el hecho de que las ciencias ocultas no sólo se abonan en el terreno de la charlatanería, sino que representan una realidad no comprobada, pero difícil de obviar, ya que tampoco existe prueba de que respondan al campo de la mera imaginación.

Blavatsky defiende con ahínco la existencia de esferas en las que el espíritu y el alma son realidades que no pueden ser obviadas, durante toda la historia de la humanidad se ha hablado de apariciones y otros fenómenos paranormales, aunque ha sido la iglesia la que ha tratado de obviar  los estudios que se han hecho sobre la materia, tratando de herejes a los pensadores que se han adentrado en ellos.

Los científicos, por otra parte han dado la espalda al tema, por existir en la ciencia una tendencia a mirar las cosas desde el punto de vista materialista, el cual no es precisamente el más idóneo para estudiar los fenómenos de la mente, el alma y el espíritu, esto sin tomar en cuenta los prejuicios que se tejen al rededor de la materia, que som considerados cuestión de superchería y charlatanería.
 
Estas dos visiones, opuestas por cierto, coinciden en la descalificación del espiritismo, pero lo cierto es que el ser humano desde ambos puntos de vista está regido por fuerzas desconocidas, los científicos materialistas necesariamente deben reconocer algún tipo de  fuerza que justifica la vida, cuya procedencia está al sin explicar y desde el punto de vista religioso no puede concebirse la existencia sin que aparezcan los conceptos de alma y espíritu, ambos subordinados también  a la existencia de una fuerza superior. 

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