jueves, enero 1

¿Tentando al diablo?

¿Cómo explicarle a un niño pobre en Bogotá, en Caracas o en Rio que ese obispo recubierto en oro y que habla de pobreza lo hace en nombre de Jesós, el hijo de Dios, quien nació y vivió en la pobreza para dar ejemplo de humildad? De veras es un contrasentido que ni yo mismo, con mas de cincuenta años, un titulo universitario y cientos de horas de lecturas no puedo explicar.

No he sido nunca un entusiasta seguidor de Benedicto XVI, pero su investidura me merece el suficiente respeto para permanecer en silencio frente a lo que para mi representa el pontífice alemán, pero hoy definitivamente me niego a quedarme callado. Siempre me chocó la suntuosa indumentaria de Ratzinger, pero mas me molestó su excesivo conservatismo y el hecho de haber sido prefecto de la doctrina de la fe, es decir representante de la Santa Inquisición, una de las mas oscuras instituciones de la iglesia.

Pero no se trata de hablar mal de un hombre y mucho menos del Papa, se trata de ver una realidad objetiva: lindas palabras las de la homilía de este primero de enero de 2009, pero poco consistentes con la realidad del Vaticano, Estado lleno de tesoros, nombró a Cristo y el ejemplo que dio naciendo en el sitio mas humilde que existía, nombró también a Francisco de Asís y su ejemplo de pobreza por amor, pero allí quedó todo, o megor dicho ojalá que allí hubiese quedado todo, pues pidió por la paz en Gaza, pero no dejó de hacer un pequeño comentario que justifica en cierta forma a Israel.

Al pedir por la paz el Papa condenó la “intensa violencia desatada en la franja de Gaza, en respuesta a otra violencia.” Esto no necesariamente sería una toma de posición a favor de los Israelíes ni una justificación a sus ataques de no ser porque ya Ratzinger había tenido un desliz intelectual que fue interpretado por los musulmanes como una condena a so religión y a su cultura.

Estos tiempos no son fáciles, se ha dicho que un enfrentamiento de culturas podría ser el comienzo del fin de la civilización occidental, no queremos ser eco de falsos profetas ni alimentar mitos, pero parece que Ratzinger está comenzando el nuevo año tentando al diablo.

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