jueves, enero 8

Las religiones en peligro de muerte

Uno de los planteamientos existenciales de quienes vivimos en el siglo xxi se refiere a los dogmas de la fe, la concepción de María, la resurrección de Cristo, la creación del mundo en siete días, la expulsión de Adán y Eva del paraíso, son dogmas que muchos no nos atrevemos a contradecir abiertamente, pero que desde nuestra racionalidad buscan una explicación distinta a la mera factibilidad de estos hechos, por esta razón las religiones y en nuestro caso el cristianismo está sufriendo una gran crisis mundial, la cual se manifiesta por ejemplo en Europa, en donde la mayoría de la población se declara hoy día no creyente.

Dentro de este marco aparece un movimiento que propone una nueva espiritualidad que deje atrás los dogmas y que adecue las creencias religiosas a la nueva realidad cultural del planeta. Por encima de los dogmas, fácilmente cuestionables con los elementos de análisis con los que cuenta nuestra actual sociedad están los valores, allí realmente está la verdadera esencia de la religión, la historia sagrada, los dogmas de fe y los ritos están en otro ángulo, mas cercano a las discusiones filosóficas que a la realidad de nuestras vidas.

La actuación conforme a unas normas morales aceptadas por la mayoría del colectivo es la generadora de la paz colectiva, lo cual en el nivel individual conlleva a la paz espiritual. La coherencia con unos principios aceptados individualmente por los seres humanos nos lleva a la satisfacción propia donde nuevamente encontramos una recompensa solo entendible en un plano superior, lo contrario a esto produce perturbaciones internas.

Así que el hombre moderno se encuentra transitando por la senda de una nueva espiritualidad, que podría representar la evolución de las creencias religiosas hacia una nueva concepción que no necesariamente debe desechar las tradiciones culturales que nos han acompañado durante siglos, sino mas bien enfatizar los valores contenidos en esas tradiciones.

Los sacramentos, por ejemplo deben ser vistos como ritos necesarios para reafirmar nuestra solidaridad con los valores de la fe, mas no como actos de magia por medio de los cuales nos vamos a librar de los malos espíritus o del castigo divino por el pecado original, pero si como un compromiso de obediencia a los valores de la convivencia humana, al respeto a la creación, es decir al entorno natural en el cual vivimos, el cual se ha desarrollado gracias a una fuerza suprema que nos comprometeremos a respetar a través del ritual.

La asistencia a los oficios religiosos con la regularidad también debe respetarse, en el entendido que son una disciplina para la reflexión y el acercamiento al mundo espiritual además de ser comunión con el resto de la colectividad y encuentro con los fundamentos de nuestra cultura.

En la medida que entendamos que la religión es fuente de paz espiritual y de respeto al medio ambiente y a nuestros semejantes podremos construir un futuro en paz para nosotros y nuestros hijos.

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