martes, septiembre 4

Prejucios

Los prejuicios sociales y raciales desafortunadamente han sido parte de nuestra cultura latinoamericana. En Perú se decía que los negros solo piensan durante la mitad del día, mientras en Colombia se hacia todo lo posible por demostrar que en la familia no existian “trazas de negro” y decirle a alguien indio era considerado un insulto, en Venezuela llamar “niche” a alguien era un insulto, “niche” es una forma coloquial de llamar a los negros, pero además “niche” es sinónimo en la jerga popular de las cosas de mal gusto.

Las personas del campo también son subestimadas en nuestra cultura. En Venezuela se dice que alguien es montuno cuando tiene poca cultura o cuando no sabe desenvolverse socialmente, en Colombia le llaman montañeros, en Cuba l guajiros y en Puerto Rico Jíbaros.

El hecho es que en nuestra cultura tenemos la tendencia a sentirnos mejores que los demás y a prejuzgar a las demás personas por su apariencia física, su raza o su origen. Es común oír que los argentinos son engreídos, que los gallegos, los pastusos en Colombia o los andinos en Venezuela son brutos, que los costeños en Colombia son ordinarios o los maracuchos en Venezuela son escandalosos y mal educados. En realidad estas creencias son simples estereotipos, la mayoría de las veces equivocados.

Pero esa subestimación de las demás personas no es exclusiva de los latinoamericanos, los negros fueron por mucho tiempo marginados en buena parte del planeta, incluso hace unos pocos siglos se llegó a pensar que no tenían alma y eran discriminados incluso por las iglesias. Hoy día cuando Condolezza Rice es Secretaria de Estado en Estados Unidos, Nelson Mándela llegó a ser Presidente de Sudáfrica y Premio Nóbel de la Paz y la Iglesia Católica tiene cardenales negros esto parece absurdo.

Los seres humanos en el siglo pasado demostramos que al menos potencialmente somos iguales. Las diferencias entre las capacidades de cada uno de nosotros vienen dadas en su mayoría por factores externos, esto es la alimentación, la educación y el acceso a bienes y servicios. Hoy día podemos decir que todos somos iguales potencialmente y en base a ese hecho debemos respetar a las demás congéneres como iguales sin subestimar a nadia por su raza, sexo o condición social.

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