En vísperas del ayuno del viernes santo y para conmemorar la ultima cena se acostumbraba en el Siglo XIX celebrar en las casas de las familias mas pudientes el banquete los siete potajes.
La primera vez que oí hablar de esa costumbre fue en la casa de Darío y Angélica Gómez por allá en los años setenta, en los últimos años en Miraflores, el conjunto residencial en el que vive la familia del siempre bien recordado Don Chucho Rodríguez en San Cristóbal también lo celebran preparando en cada casa uno de los potajes e invitando a amigos y vecinos que se unan al banquete aportando un plato diferente.
Los potajes van desde tacos mejicanos hasta ensaladas de las mas variadas especies, carnes frías, postres, entremeses y cualquier alimento que pueda imaginarse uno. Por lo general los potajes son realmente mas de siete y cada quien come la cantidad y la variedad que desea y en realidad lo que se hace es una especie de buffet muy variado en el cual en familia es compartido con loss amigos.
La primera vez que oí hablar de esa costumbre fue en la casa de Darío y Angélica Gómez por allá en los años setenta, en los últimos años en Miraflores, el conjunto residencial en el que vive la familia del siempre bien recordado Don Chucho Rodríguez en San Cristóbal también lo celebran preparando en cada casa uno de los potajes e invitando a amigos y vecinos que se unan al banquete aportando un plato diferente.
Los potajes van desde tacos mejicanos hasta ensaladas de las mas variadas especies, carnes frías, postres, entremeses y cualquier alimento que pueda imaginarse uno. Por lo general los potajes son realmente mas de siete y cada quien come la cantidad y la variedad que desea y en realidad lo que se hace es una especie de buffet muy variado en el cual en familia es compartido con loss amigos.
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