Terminó el carnaval y llegó la cuaresma. Para la iglesia católica es el tiempo de preparación para la pascua, se supone que estos días deben ser dedicados a la penitencia, Al ayuno, la abstinencia y a la ación.
Según las costumbres en esta época, no se podía comer carne roja y no se podía tener sexo, además los viernes se debía ayunar, es decir no se podían tomar alimentos, eventualmente un poco de agua y un pedazo de pan. La costumbre fue evolucionando y luego se llevo solo a los viernes la abstinencia y se eliminó el ayuno dejándolo para el viernes santo únicamente. Algunos fanáticos utilizaban estos días para auto flagelarse, pero esas practicas extremas, aunque persisten en grupos muy reducidos, han ido desapareciendo, siendo incluso rechazados.
La Iglesia moderna asimila la cuaresma con un tiempo en el cual los creyentes deben hacer un esfuerzo para ser mejores cristianos, orar, practicar la caridad, reflexionar sobre el evangelio y en definitiva tomar conciencia de que se es cristiano.
Poco se debate sobre ya sobre si se puede o no comer carne en estos días, si es obligatorio el ayuno, o si el sexo deja de ser lícito aun entre las parejas formalmente establecidas, lo cierto es que muchas de estas prácticas han caído en desuso por ser consideradas absurdas por el común de las personas; Sin embargo, pensamos que los creyentes lo menos que podemos tener en estos días es moderación frente a todo lo que podamos considerar que trasciende los limites de la racionalidad o la decencia, lo cual no implica que el sexo esté proscrito en estos días, pues no creo que este atente contra la razón ni contra la decencia.
Si la cuaresma llegase a explotarse comercialmente seria buena época para vender cinturones de castidad, libros, frutas, vegetales, productos del mar, comida japonesa, vender tours a santuarios, promover salidas al campo para contemplar naturaleza y meditar.Pero el sentido comercial nada tiene que ver con estos días, no por no porque el comercio este reñido con los principios morales que implica esta época, sino por la poca popularidad que tiene entre nosotros el sacrificio.
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