Hace unos treinta años estuve por primera vez en el parque Las Porqueras en la vía que de La Grita Conduce a Pregonero, el parque realmente lleva el nombre de Juan Hilario Bosset, un obispo que murió en ese mismo sitio en el año 1873, Monseñor Bosset siendo aún arzobispo de Mérida era transportado en una silla por un hombre que resbaló cayendo el ilustre prelado al precipicio encontrando allí el fin de su vida.
Poco se de la suerte del infortunado carguero que transporta a Monseñor, pero me imagino que no seria muy buena. Quien me contó la historia me contó que esa era la forma como transportaban en aquellos tiempos a los enfermos y obviamente entendí que Bosset estaba enfermo y por eso iba en una silla a tracción humana.
Años mas tardes leyendo un libro sobre la conquista de Antioquia me enteré que las sillas a tracción humana eran uno de los mas comunes medios de transporte en las montañas de Colombia y asumo que también en los Andes Venezolanos. Me cuenta que aún hoy en algunas regiones recónditas de Colombia se utiliza este medio para que los señores accedan a las tierras altas. Los silleteros como se llamaban a los encargados de llevar la silla en que viajaban los hacendados y otras personas importantes, colgaban a sus espaldas las sillas las cuales sostenían con una especie de correa llamada “cincha” eran generalmente indios, pero también los habían mestizos y blancos, eran como es lógico personas de hajus recursos económicos y de muy poca o nula formación intelectual.
Se decía que los hombres eran mejores que las bestias para el transporte de seres humanos porque eran mas suaves, no requerían de caminos amplios, difícilmente se quedaban atascados en el barro y podían tomar ciertos atajos que eran imposibles para las bestias. Los hombre también eran utilizados para llevar carga, a estos se les llamaban cargueros. Todos los años en la ciudad de Medellín en la feria de las flores se hace el desfile de los silleteros que en realidad son cargueros que llevan flores arregladas en sillas para carga.
Alexander Von Humboldt escribió sobre los silleteros: "Siendo pocas las personas acomodadas que tienen hábito de andar a pie en estos climas y por caminos tan difíciles durante 19 o 20 días seguidos, se hacen llevar en sillas que se colocan los hombres a la espalda, pues el paso del Quindío no permite caminar montados en mulas. Se dice en este país "andar en carguero", como quien dice ir a caballo, sin que por esto se crea humillante el oficio de carguero, debiendo notarse que los que a él se dedican no son indios, sino mestizos y a veces blancos... Debo observar que uno no puede compadecerse de la persona que ha de transportar tanto peso, pues de ser así, al propio interesado le correspondería subir los cerros o distribuir la carga entre varios peones, lo que resultaría demasiado costoso... debo decir, excusando la expresión, por primera vez subí a caballo en una persona".
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