domingo, febrero 4

Hace 15 años.

Era como la una de la mañana, Mariangel mi esposa y yo ya nos habíamos acostado, cuando soñó el teléfono, era mi suegra diciendo:

-Tumbaron a Carlos Andrés Pérez.-

De eso hace ya quince años. Recuerdo que comencé a caminar de una ventana a otra esperando oír un disparo, pues desde pequeño cada vez que sonaba un tiro oía decir cayó el gobierno. Pero los tiros no sonaron, al fin y al cabo San Cristóbal está en el cóccix del mundo, como dijo alguien por allí. Pusimos la radio y la televisión, no habían muchas noticias, pero como a la una y media apareció un Carlos Andrés Pérez desaliñado, con voz temblorosa, pálido, diciendo que tenían la situación controlada. Luego apareció el la televisión Eduardo Fernández, quien había sido en 1988 el contendor de Pérez. Pero que ya en 1.989 había visto como el pueblo salió a manifestar en elcontra las medidas económicas del gobierno, entre las cuales estaba el aumento de la gasolina, la liberación de los subsidios a los alimentos y al transporte público, todo lo cual había generado un grave descontento pues no se ajustaron los sueldos y salarios. Este episodio de 1.989 se conoció como el carcaso. Se dice que hubo miles de muertos en los enfrentamientos entre el pueblo que bajó de los barrios y los organismos del estado, aunque el gobierno solo reconoció unas pocas decenas de ellos.

Volviendo al cuatro de febrero de 1.992, en la mañana comenzó a oírse el nombre de un teniente Coronel Chávez Frías como cabecilla de la asonada. La televisión nacional decía que la situación estaba controlada, mientras seguían trasmitiendo el video de Carlos Andrés Pérez que había sido grabado en Venevisión en la madrugada y las declaraciones de Eduardo Fernández a las que se fueron sumando otros líderes. Oswaldo Álvarez Paz, a la sazón gobernador del Zulia se encontraba detenido en la casa de gobierno por el teniente coronel Francisco Arias Cárdenas. Por la cadena de radio colombiana Caracol pudimos oír de “contrabando” que en Caracas seguían los combates, se oían explosiones y ráfagas de ametralladora de fondo cuando los periodistas colombianos retransmitían los sucesos. Para la época no existían en Venezuela servicios de televisión por cable, aunque habían unas cuantas antenas parabólicas, alguna información se filtró por esa vía, los militares seguían resistiendo.

Como a mediodía apareció en cadena nacional la imagen de Chávez, con uniforme de campaña y boina roja aceptando la con el llamado a sus compañeros a deponer las armas con sus famosas palabras:

“-Primero que nada quiero dar buenos días a todo el pueblo de Venezuela, y este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia. Compañeros: Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros, acá en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra. Oigan al comandante Chávez, quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos. Compañeros: Oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano. Muchas gracias.”


Se instauró posteriormente un toque de queda, por 48 horas, el cual luego fue de seis de la mañana a seis de la tarde. El cinco de febrero el Congreso de la Republica sesionó en con sus dos cámaras, senado y diputados. Fueron relevantes las palabras de Rafael Caldera quien actuando como senador vitalicio desatendiendo el acuerdo previo, pronunció un polémico discurso en que rebatió la tesis del magnicidio como motivo de la insurrección, al señalar que dicho movimiento respondía a una crisis más profunda de la democracia venezolana y sus instituciones. También Se recuerdan las palabras del senador David Morales Bello que en la euforia del acto exclamó

“-muerte a los golpistas.-“ lo cual generó no pocas criticas.

Carlos Andrés Pérez siguió en el poder, pero debitado por los sucesos del año 1.992 que se agravaron con una segunda asonada en noviembre, luego se le abrió un proceso por malversación de fondos a raíz del cual debió renunciar a finales de agosto de 1.993, meses antes de terminar su segundo periodo presidencial.

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