martes, marzo 1

EL DIA QUE LLOVIO CENIZA

Corría el mes de noviembre del año 1.985. En horas de la mañana había estado haciendo algunas diligencias en la para entonces apacible ciudad de San Cristóbal. El comentario en la calle era la erupción del Volcán del Nevado del Ruiz en Colombia, las noticias hablaban de la destrucción de la población de Armero, situada en una de las faldas del nevado y la muerte de cerca de veinticinco mil personas. Armero y el Ruiz parecían lejanos para nosotros. No teníamos para entonces la idea de lo cerca que puede estar en línea recta el volcán de nuestra ciudad, por eso cuando oí por Radio San Cristóbal la noticia de que estaba lloviendo ceniza en la ciudad me pareció el colmo del sensacionalismo de los comunicadores de aquella época, me dio rabia que quisiesen atribuir algún protagonismo a nuestra ciudad con la horrible tragedia que según mis cálculos estaba ocurriendo a por lo menos a mil de kilómetros de distancia,.. Ya había pasado el medio día de ese oscuro trece de noviembre cuando llegué a Bonanza, nuestra finca en la vía trasandina, a pocos kilómetros de San Cristóbal, vi mi Toyota Land cruiser muy sucio y le pedí a uno de los obreros del vivero que la lavara, el me respondió. -Veremos cuanto dura limpia- . Y no fue hasta que le pregunté si ya la había lavado el me respondió que ya volvía a estar sucia cuando caí en cuenta que la oscuridad del día se debía a una lluvia de ceniza que estaba cayendo sobre todo el estado Táchira. Interrogue a mi padre sobre la distancia a que podía estar el Ruiz y me respondió que a unos pocos cientos de kilómetros. Hoy he averiguado que Manizales , capital del departamento de Caldas en Colombia, que se encuentra a las faldas del Nevado del Ruiz está a cinco grados de distancia de San Cristóbal capital del Táchira en Venezuela, eso es equivalente a unos setecientos kilómetros en línea recta. Todo esto viene al caso para decir que la vulnerabilidad que tenemos frente a la naturaleza es inconmensurable. En los últimos meses hemos visto como un maremoto dejó cientos de miles de muertos en Asia y en nuestro país una nueva vaguada dejó este año cientos de muertos y miles de damnificados.
La pintura es obra de la Hermana Adoratriz Sofia Restrepo y representa la tragedia de dos damnificados de Armero en 1.985, pero bien podrían ser de Santa Cruz de Mérida este año o de cualquier otro pueblo de los Andes. Posted by Hello

1 comentario:

Guillermo dijo...

yo recuerdo algo como una niña enterrada y que no la podian sacar.... esa fue como mi pesadilla durante toda la infancia.

buen blog.