martes, abril 6

El Diablo en Cali

Juanchito es un barrio de Cali ubicado a orillas del muy caudaloso Río Cauca, es famoso desde hace décadas por ser el lugar donde llegan emigrantes de la costa pacífica buscando huir de la pobreza de la zona más depauperada del departamento y buscando  prosperidad su capital, el barrio es famoso también por sus bailaderos, bares que dieron a la ciudad el título de capital de la salsa.


La cultura africana se mantuvo por años, quizá por siglos en las comunidades de Chocó, el occidente Del Valle y otras zonas del pacifico colombiano,  pero al final la gente termina buscando lo que ofrece la ciudad y terminan mudándose al barrio que se encuentra a orillas del Río, en donde hasta no hace mucho la pesca era una actividad común. Changó es un nombre que recuerda la cultura de los pueblos originarios de África, pero es también el nombre de la discoteca de Juanchito donde se escenifica la historia que contaremos, la cual se ha convertido en un mito urbano.


Un Miércoles Santo, una bella mestiza caleña   de nombre Catalina,  con deseos de aventura decidió salir a conocer el famoso bar Changó a orillas del gran Río Cauca, se puso su mejor perfume, se pintó los labios de rojo y se vistió con un traje de color de rosa viejo, se puso sus mejores zapatos y se amarró un pañuelo y una flor de cayena  en la cabeza. Al llegar al sitio se sentó en la barra esperando a algún caballero que le invitara a bailar, ninguno de los que llegaron le atraía, hasta que apareció un joven vestido con la camiseta roja del América, los diablos rojos, un pantalón de color azul brillante y varias pulseras de cuentas blancas y rojas que le cubrían la muñeca  izquierda.


El Joven sentó al frente de la Catalina, la miró fijamente y a pesar de sus facciones masculinas le demostró con sus maneras unos ademanes  femeninos que contrastaban con su virilidad, pero que le ponía un halo de misterio que  la cultivaba aún más. Una fuerte lluvia comenzó a caer sobre el Cauca y repentinamente un relámpago iluminó la cara del hombre atrayendo aún más a la joven, fue entonces cuando comenzó a sonar  Que Viva Changó, una tradicional canción cubana acompañada con tambor y guitarras  que era el himno del lugar, los dos jóvenes se miraron y como atraídos por una fuerza sobrenatural salieron a bailar y al instante vieron como les hacían una rueda para ver esa danza mágica que practicaban.


El joven dijo llevarse Marcos y pidió a Catalina que no le mirase los pies mientras bailaba, danzaron  casi durante una hora, un gallo se oyó cantar a lo lejos y la joven pudo ver los pies de su pareja, eran como los cascos de un chivo, luego se percató de un una cola roja salía por la parte trasera de su pantalón, no cabía duda, Marcos era el  mismísimo demonio; en ese momento el hombre se encolerizó y cayó un rayo que produjo un incendio en el sitio, la gente corrió despavorida hacia los autos que se encontraban en las afueras del bar, pero estos no prendieron hasta que el demonio no se alejó riéndose  dejando una estela de fuego sobre los charcos dejados por la lluvia.


De Catalina nunca se supo nada con certeza, solo se consiguió sobre la pista el flor de hibisco, la rosa de china que con la que se había adornado la cabeza, se  dijo después que la habían encontrado ahogada  en el Río con quemaduras en los pies, pero  también que la vieron en un sanatorio,  pues perdió la razón después del diabólico episodio. Historias cómo estás se cuentan en muchos lugares del mundo, en Texas y en Tijuana son  populares, en Medellín, en Popayán, en Maracaibo y en Río de Janeiro se cuentan también anécdotas de mujeres que bailaron con Satanás ¿será que sigue bailando por todo el mundo?

 

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