martes, marzo 29

La vida y el destino

F Aveces ocurren cosas que nos sacuden y nos recuerdan cuán frágiles somos y qué como diría mi madre la vida no es pan de queso o dicho de otra manera no es color de rosa. La lección quizá sea que no estamos solos en el mundo, que hay otros a quienes apoyar u otros que te apoyan, pero también que existe un destino que no conocemos y que puede manifestarse en cualquier momento
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Le contaba a un amigo de alguien que creíamos que  tenía mucha suerte, pues se ganó varios premios de la lotería durante su vida, pero eso no impidió que dilapidara la fortuna que insistentemente llegaba a sus manos y que como llegaba se le iba en malos negocios y en celebraciones, pero también en obsequios a los seres queridos. No murió pobre, pero si alejado de su familia, en una de tantas huyó a una isla buscando la felicidad en las playas y en el sol. 

Después de años de lucha y esfuerzo una pareja amiga crió a seis hijos quienes le, recompensaron con amor y esfuerzo; después de más de treinta años de matrimonio, cuando estaban ya estables económicamente  el esposo murió de una enfermedad que le tomó por sorpresa y poco tiempo después murió en un terrible accidente uno de los hijos;  con el tiempo parecía que la vida había le cubierto el vacío a la esposa  con muchos nietos que manifestaban  a diario su amor, ignorando los tiempos difíciles de la abuela a quien después de haber sido una mujer muy sana, cuando menos pensaron se le manifestó una enfermedad inesperada que de repente convirtió su vida en un suplicio.

No podemos predecir el destino, solo nos queda tener fe y saber que hay una fuerza superior en la que podemos apoyarnos y que solo amando a Dios,  al prójimo, a nosotros mismos, y disfrutando de cada segundo de felicidad y dando gracias podremos alivianar ara la carga. 

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