jueves, julio 16

La tía milagrosa

Dicen los entendidos que sólo Dios hace milagros y que los santos son únicamente los vehículos para llegar a el cuando interceden para que los favores del Altísimo lleguen hasta nuestro mundo. Eso me lleva a preguntar a partir de cuando un ser humano puede desarrollar ese poder de interceder ante el Señor para lograr un milagro determinado. De eso se trata esta historia, que es apenas una parte de lo conozco de un ser extraordinario a quien tengo la fortuna de tener como tía, mi tía Fanny o Pachuva, como le decimos cariñosamente.

Esta mañana pensaba sobre el sentido de la existencia terrenal y después de casi una hora explorando posibilidades llegué a una conclusión obvia, simple y sencilla que tiene que ver con las fuerza que nos mueve, la que nos da la vida y nos hace sentir vivos, esa fuerza que nos lleva hasta la divinidad, hasta lo más puro y excelso que podemos sentir, el amor y recordé que constantemente se nos repite que Dios es amor y aveces pensamos que esa es simplemente una linda frase hecha y la dejamos pasar.

La tía Pacha durante toda su vida nos ha demostrado  que esa fuerza, es lo que la mueve  y hace  que su siembra de frutos, pues así como ha amado,  ha sido amada por todos quienes hemos  tenido la suerte de conocerla. Podría contarles mil historias de esta extraordinaria mujer, de su obra, de la admiración que ha generado en sus familiares y en otros seres humanos desde los más humildes hasta los más poderosos. Cada uno tiene de ella una anécdota, una travesura seguida de una sonrisa o  un milagro que recordar, pues su  grito  de batalla es: "con amor mijo,  con amor" y ese amor es  la  energía que genera la más alta conexión con el espíritu, es el camino hacia la meta más alta: la felicidad suprema, el sentido de la vida, el encuentro con el Creador. 

Gracias Tía Pacha por tu amor,  tu entrega,  y por mostrarnos el camino.  

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