lunes, abril 13

El alma de la roca

Los pueblos originarios de los Andes acostumbraban pedir permiso a sus montañas sagradas para adentrarse en ellas, era un signo de respeto al sitio y a la madre tierra. Este fin de semana estuvimos estudiando junto a los profesores Anderson Jaime, Leonardo Paez y Yara Altez el Petroglifo 19 de abril, también llamado Piedra del Caimán en San Juan de Colón estado Táchira. En una clase teórica anterior había hecho la pregunta al Dr. Páez de donde viene la fascinación que los seres humanos tenemos por los petroglifos, la experiencia del encuentro con la roca nos dio la respuesta.

Leonardo nos explicó que hay una ética en la labor arqueológica antes de comenzar su clase que estuvo centrada en enseñar las formas de hacer registros de las inscripciones, los glifos que están tallados en la roca; el respeto al objeto de estudio, su preservación, procurar la mínima intervención posible son parte del comportamiento del  arqueólogo, pero además en la práctica apareció el ritual de pedir permiso a la piedra para interrumpir su paz. Todo esto confirma que el arte, la obra humana  hace que los objetos adquieran alma propia al ser fecundados por el espíritu del autor, el artista.

En  el caso de los petroglifos el alma de la roca guarda la semilla plantada en tiempos inmemoriales por seres humanos que habitaron o simplemente transitaron por los caminos y los paisajes que guardan la roca. Ver a Leonardo pedir permiso a la roca para tomar su registro y ver  cómo con el trabajo conjunto del maestro y sus alumnos fue develando una serie de signos dejados inscritos en la piedra dio sentido a la fascinación sobre la cual habíamos interrogado el día anterior.

Para reafirmar la trascendencia del mensaje, indescifrado aun aparecieron en el stio Rocksen y Nelson, dos niños de ocho y nueve años, inocentes, pero llenos de curiosidad a observar lo que sucedía, la semilla quedó sembrada en ellos y  es posible que con el tiempo se conviertan en guardianes del tesoro que yace sobre el suelo de su barrio, el tiempo sigue su ruta hasta el infinito, la roca seguirá allí y pasaran generaciones buscando respuestas su el alma.

La roca es guardián de los misterios del pasado, pero además es vínculo con quienes nos  antecedieron como habitantes de estas tierras, así a medida que los glifos se revelan van apareciendo signos de inteligencia y amor vida y  a la tierra, pero además  se ven en ellos una especie de angustia existencial que se convirtió en algún momento en mensaje. Las personas que inscribieron los mensajes desaparecieron, pero su espíritu quedó inmortalizado en la roca que adquirió una energía única, es valido entonces otro ritual, el dar gracias a la piedra por estar allí guardando secretos y por haber sido fecundada.  


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