lunes, diciembre 15

El control social en la era de la informática


El desarrollo tecnológico del que hemos sido testigos en los últimos años no sólo ha hecho la vida más fácil, sino que ha generado una serie de situaciones que ponen en vilo la privacidad de las personas. No vamos a decir que nos pueden espiar a través de satélites o con pequeñas naves teledirigidas, lo cual es posible, pero poco probable por los costos que ello acarrea. Lo que si es ya cotidiano es que puedan rastrearnos a través de una serie de mecanismos que se han vuelto parte de la vida normal de las persas y que tienen que ver en buena medida con la sistematización de ciertas actividades como el comercio, el transporte y la movilidad de las personas.

Hoy día existen códigos electrónicos en el comercio para efectos fiscales, en ellos quedan registradas todas nuestras compras, pero también existen códigos que identifican nuestros vehículos y más recientemente se han introducido en algunos lugares sistemas en los peajes y expendios de combustibles. Para cruzar fronteras es indispensable hacer algún tipo de trámite en el cual dejamos nuestras coordenadas. Pero las cosas van más allá, nuestros teléfonos celulares pueden ser rastreados y más aún, sin ninguna malicia publicamos datos. Y fotografías nuestras en las redes sociales y dejamos récord de nuestras preferencias, nuestra forma de pensar, de nuestro entorno familiar y hasta de nuestros planes inmediatos.

En el estado Tachira es necesario un código de barras adherido al vehículo para que le abastezcan combustible y se está estableciendo un sistema biometrico para la compra de alimentos. El Registro electoral en Venezuela tiene una base de datos con las huellas dactilares de todos los votantes,  el servicio de identificación ahora tiene cédulas y pasaportes electrónicos, lo que implica que tengan también las huellas dactilares, fechas de nacimiento, domicilio, fotografías, firmas y la identificación biometrica de todas las personas mayores de ocho año.

Las instituciones bancarias tienen el registro de la forma de pago de las obligaciones  de sis clientes y las intercambian con otras instituciones para clasificar a los deudores de acuerdo a su actitud frente al crédito; como si esto fuera poco las nuevas generaciones publican el "estado" a cada momento en sus redes sociales, ellos prefieren la publicidad a la privacidad y son inducidos a ello cada vez que entran a la red.  "El gran hermano", "el ojo en el cielo" ya son una realidad; la teoría de la conspiración ya no es fantasía. Todos los días y a toda hora estamos siendo vigilados

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