domingo, diciembre 2

Tres y un tantico y la escuela de vagabundos.

En Bailadores, Estado Mérida vivió entre 1901 y 1990 un genio popular que desarrolló una tecnología propia, innovadora para su época. Don Luis Zambrano, fué  nacido y criado en una pequeña finca en las afueras del pueblo, en la vía que conduce hasta Tovar, allí hay un arrollo que viene de las montañas, la fuerza del agua le llamó la atención a desde que era un niño niño, así comenzó  su investigación, con naranjas a las que le clavaba paletas, así  hizo los primeros engranajes que luego con poleas movieron motores para dar energía a un trapiche que había en su casa.

A Don Luis tuve la oportunidad de conocerlo en los años ochenta, una amiga de mi madre oyó que yo iba para Biladores y me sugirió que fuera a visitarlo, así lo hice, pude conversar con el cerca de una hora, su sabiduría no se podía ocultar, a pesar de su humildad estaba orgulloso de sus inventos y de haber descubierto la constante PI por sus propios medios, “es tres y un tantico”, comentó también me dijo que “el problema de la juventud de ahora es que se la pasan tratando de aprender para después trabajar, cuando en verdad debían estar trabajando para así aprender “, también decía que “El mundo del saber no hay que esperar que le llegue a uno, sino que uno debe irse arrimando al mundo del saber”. Estoy seguro que Don Luis nunca oyó hablar del conductivismo , ni de Piaget o de Vigovki, pero también estoy seguro de que ellos tampoco pudieron definir al conductivismo  en palabras tan secillas.

Me contó Don Luis que había inventado una máquina para quitarle el “rabito” a las fresas, que lo único malo es que hay que congelarlas para hacerlo, ese es uno de los más de cincuenta inventos que desarrolló. En los años 20 ya generaba energía para el consumo de su aldea, pasarían años para que la electricidad llegara a la capital del Estado o a las vecinas Maracaibo y San Cristóbal.

En 1981 la Universidad de Los Andes le otorgó un doctorado Honoris Causa por “su útil labor creativa”, solo había estudiado hasta el cuarto grado de primaria. Las naranjas y el arrollo fueron el medio de entretenerse en su infancia y para desarrollar sus inventos, a Dios gracias no había llegado la televisión, la que el definía como “una escuela de vagabundos”



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