El problema básico de la Venezuela de hoy es la falta de información, el gobierno actual, que en sus inicios se ufanaba de la transparencia parece estar buscando que sea la confusión la que reine en estos momentos de crisis.
Oficialmente no se nos ha dicho de que tipo de cáncer adolece el presidente y si son o no ciertos los rumores de estar en una fase terminal, solo se hace entrever una cierta incertidumbre sazonada con un optimismo místico que pone en manos de un Cristo que se supone chavista la supervivencia del máximo líder de la revolución.
Vino a Venezuela por un fin de semana largo y mientras sus seguidores esperaban verle en un maratónico Aló Presidente repartiendo petrocasas y créditos blandos para sus seguidores más duros reinó el silencio y continuaron los rumores.
Finalmente habló en la víspera del primero de mayo, fecha insigne para los trabajadores del mundo, claro que anunció la nueva Ley del Trabajo para que sea cumplida por el sector privado, porque al sector público no hay quien lo obligue.
Pero la Ley no fue el único regalillo que hizo, ordenó la salida del país de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, eso no hace falta en un país revolucionario y finalmente ordenó la conformación del Consejo de Estado con la participación de José Vicente Rangel y Luis Brito García, no sabemos si para buscar un balance entre las imágenes de ambos intelectuales, lo "excesivamente normal" y lo "excesivamente humorístico."
Pero como de transparencia se trata muchos están viendo en el Consejo de Estado una especie de comodín para llenar un eventual vacío de poder, el germen de lo que podría ser una Junta Revolucionaria de Gobierno o una especie de Soviet Supremo que pueda convalidar cualquier decisión que pudiera ser calificada de inconstitucional.
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