Aunque no soy siestero, solo de vez en cuando me doy el lujo de dormir después del almuerzo, no dudo que una siesta es uno de esos pequeños placeres de la vida de los cuales no tenemos conciencia. Mi padre, en cambio, al menos en los años que más le recuerdo, es decir los últimos de su vida, fue un siestero empedernido, al punto de que aveces recibía desde la cama, cigarrillo en mano, a quienes requerían de su consejo o su atención antes de las cuatro de la tarde.
Este comentario viene a razón de haber leído hoy un elogio a lasiesta que hace Fray Leonardo Boff, más conocido por su pensamiento revolucionario y por sus escritos filosóficos. Les dejo el enlace y espero que a partir de ahora, piensen un poco en ustedes mismos y de vez en cuando disponganse a hacer la siesta, es posible que el ajetreo de la vida actual no les permita hacerlo a diario, pero si de vez en cuando.
Leer Elogioa La Siesta de Leonardo Boff
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