domingo, abril 13

Langostas, Cenizas y Memorias

La península de Paraguaná fue el siglo pasado el sitio de vacaciones de los tachirenses, quienes construyeron casas de playa en Adicora y el Supí, donde pasaban sus vacaciones de semana santa y de agosto, cambiando el paisaje de la cordillera por el del desierto falconiano y el frío de la montaña por el calor de la costa. Muchas historias quedaron de esos tiempos de relax y alegría-

Ramón Matos, contaba de sus delirios en el cabo San Román, el lugar mas septentrional del continente, parado de espaldas al caribe y declarándose dictador de Sur América, muy cerca de un sitio en el cual conoció a un viejo italiano a quien llamaremos Rocco, allí preparaba, al decir de Ramón, la mejor langosta del mundo en un restaurante que funcionaba en un Rancho junto a la playa, as langostas se las llevó durante veinte años un mismo pescador, Nacho le llamaremos, hasta cuando Rocco decidió irse de regreso a su amada Italia a vivir su dorado exilio en alguna playa del mediterráneo.

Rocco antes de irse decidió vender la taguara a Nacho, en parte para llevarse unas cuantas liras más, en parte para ayudar al fiel pescador que le había proveido de langostas toda la vida, Nacho no aceptó la oferta preguntándole a su cliente de toda la vida para qué necesitaba el ponerse a cocinar alo que el musiú le respondió: “- Para que puedas hacer como yo, ahorrar para poder retirarme a descansar en una playa los últimos días de mi vida”. Lo que Rocco no sabia era que Nacho había hecho eso toda la vida, descansar en la playa en la que nació.

Ramón murió años después en durante unas vacaciones en la península, muchas anécdotas como la de Rocco y Nacho nos contó de sus vacaciones en la península, pudimos compartir con el algunos de los momentos vividos en el Supí recibiendo el sol y la brisa de ese mágico lugar de Venezuela en el cual sus hijos y Estefanía, esposa y compañera de muchas de esas vivencias esparcieron parte de sus cenizas.

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