El hombre que hablaba con los lobos.

No podía ser otro: San Francisco de Asís es el patrono de la ecología, aquel que llamo hermanos a los animales, aquel que habló con los lobos y tuvo un discipulo, San Antonio de Padua, que predicó a los peces. De San Francisco tengo siempre presente su oración sencilla esa que reza:

“Oh Señor, haz de mi un instrumento de tu paz:
Donde hay odio, que yo lleve el amor.
Donde hay ofensa, que yo lleve el perdón.Donde hay discordia, que yo lleve
la unión.
Donde hay duda, que yo lleve la fe.
Donde hay error, que yo lleve la verdad.
Donde hay desesperación, que yo lleve la esperanza.
Donde hay tristeza, que yo lleve la alegría.
Donde están las tinieblas, que yo lleve la luz.
Oh Maestro, haced que yo no busque tanto:
A ser consolado, sino a consolar.A ser comprendido, sino a
comprender.
A ser amado, sino a amar.
Porque:Es dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo en Ti, que nacemos a la Vida Eterna.”

Esta semana Leonardo Boff nos recuerda a Francisco de Asís como potador de “valores que perdimos, como la capacidad de encantarnos ante el esplendor de la naturaleza, la reverencia delante de cada ser, la cortesía con cada persona, el sentimiento de hermandad con cada ser de la creación, con el sol y con la luna, con el lobo feroz y el leproso al que abraza enternecido.” Les invito a pasar por la página de Fray Boff para disfrutar de su pluma contándonos sobre la vida de San Francisco y del amor franciscano.