La electricidad es un fénomeno natural, pero la electricidad como la conocemos hoy comenzó a desarrollarse en los últimos años del siglo dieciocho y los primeros del diecinueve. Benjamín Franklin, Alessandro Volta, Greg Simon Ohm fueron algunos de los precursores de los estudios de la electricidad, pero fue realmente a finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte cuando se generalizó el uso de la corriente eléctrica para usos domésticos e industriales. Desde los primeros bombillos inventados por Edison, hasta los modernos computadores y las sofisticadas técnicas de resonancias magnéticas utilizadas en la medicina deben su existencia al dominio de la electricidad por parte del hombre, pero también muchos de los inventos desarrollados gracias a el desarrollo del uso de la electricidad son responsables del desastre medioambiental que se avecina en el planeta.
Mi padre me contaba que en sus mas tempranos días de la infancia, esto es a finales de los años veinte del siglo pasado, la electricidad era desconocida en su pueblo y no fue hasta bien entrada su adolescencia que se conoció la electricidad específicamente par ser usada en el alumbrado público, poco a poco la ciencia se fue desarrollando y aparecieron en el mercado nuevos inventos que funcionaban con electricidad, se fueron estableciendo las compañías generadoras de energía, se popularizaron las turbinas “Pelton”, patentadas en 1880 por el carpintero californiano Lester Allan Pelton, las cuales aun hoy son utilizadas para generar energía hidroeléctrica en las zonas mas remotas del planeta.
Con la electricidad se perfeccionó la refrigeración, las industrias automotriz y aeronáuticas tomaron dimensiones incalculables , apareció la radio, la televisión, el teléfono, el radar, las computadoras, los satélites, los viajes espaciales, los celulares, los I Pod el Wi fi, los videojuegos y miles de herramientas que seria inútil que siguiéramos mencionando. Pero la electricidad siempre estuvo allí, algunos animales incluso producen descargas eléctricas y está probado que el mismo cuerpo humano funciona con energía eléctrica, el cerebro y todo el sistema nervioso operan con electricidad, hoy día incluso se experimenta con la posibilidad de conectar al cerebro con computadoras y cámaras de video para varios usos, entre los cuales se encuentra el subir o bajar información del cerebro como si fuera un disco duro o conectar cámaras al sistema óptico para restituir la visión a personas ciegos, a esto es a lo que se conoce como la medicina biónica.
Pero todas esas maravillas tienen un costo, costo ese que estamos a punto de pagar. La vida moderna desarrollada alrededor de máquina ha traído gigantescas modificaciones al medio ambiente, desde los grandes movimientos de tierra para construir represas que puedan servir para la generación de energía hidroeléctrica, pasando por las generaciones de CO2 producidas por las plantas termo eléctricas que funcionan con combustibles fósiles como el petróleo o el carbón, hasta la contaminación radioactiva producida por los generadores nucleares. Esto sin contar con la devastación de bosques, selvas y cuencas hecha para facilitar la trasmisión de la energía o con motivo del uso de la electricidad. Los medio ambientes mas débiles están desapareciendo y con ellos las especies que los habitan. El planeta tiende a dar su respuesta, algunos le consideran incluso un organismo vivo, del cual somos simples órganos ¿o parásitos?. La furia de las energías naturales tiende a desatarse a medida que afectamos a la naturaleza en función del confort individual.
Cabe preguntarse si no estarán en lo cierto los Menoriítas que habitan en Norte América, Argentina y Paraguay, una iglesia cristiana originaria de Suiza que rechaza todo tipo de avance tecnológico, incluida la electricidad por supuesto, y que viven en áreas rurales cultivando la tierra con tecnología de hace dos o tres siglos, utilizando botones de madera y telas de algodón, carros de tracción animal y alumbrándose con velas y antorchas fabricadas por ellos mismos
Mi padre me contaba que en sus mas tempranos días de la infancia, esto es a finales de los años veinte del siglo pasado, la electricidad era desconocida en su pueblo y no fue hasta bien entrada su adolescencia que se conoció la electricidad específicamente par ser usada en el alumbrado público, poco a poco la ciencia se fue desarrollando y aparecieron en el mercado nuevos inventos que funcionaban con electricidad, se fueron estableciendo las compañías generadoras de energía, se popularizaron las turbinas “Pelton”, patentadas en 1880 por el carpintero californiano Lester Allan Pelton, las cuales aun hoy son utilizadas para generar energía hidroeléctrica en las zonas mas remotas del planeta.
Con la electricidad se perfeccionó la refrigeración, las industrias automotriz y aeronáuticas tomaron dimensiones incalculables , apareció la radio, la televisión, el teléfono, el radar, las computadoras, los satélites, los viajes espaciales, los celulares, los I Pod el Wi fi, los videojuegos y miles de herramientas que seria inútil que siguiéramos mencionando. Pero la electricidad siempre estuvo allí, algunos animales incluso producen descargas eléctricas y está probado que el mismo cuerpo humano funciona con energía eléctrica, el cerebro y todo el sistema nervioso operan con electricidad, hoy día incluso se experimenta con la posibilidad de conectar al cerebro con computadoras y cámaras de video para varios usos, entre los cuales se encuentra el subir o bajar información del cerebro como si fuera un disco duro o conectar cámaras al sistema óptico para restituir la visión a personas ciegos, a esto es a lo que se conoce como la medicina biónica.
Pero todas esas maravillas tienen un costo, costo ese que estamos a punto de pagar. La vida moderna desarrollada alrededor de máquina ha traído gigantescas modificaciones al medio ambiente, desde los grandes movimientos de tierra para construir represas que puedan servir para la generación de energía hidroeléctrica, pasando por las generaciones de CO2 producidas por las plantas termo eléctricas que funcionan con combustibles fósiles como el petróleo o el carbón, hasta la contaminación radioactiva producida por los generadores nucleares. Esto sin contar con la devastación de bosques, selvas y cuencas hecha para facilitar la trasmisión de la energía o con motivo del uso de la electricidad. Los medio ambientes mas débiles están desapareciendo y con ellos las especies que los habitan. El planeta tiende a dar su respuesta, algunos le consideran incluso un organismo vivo, del cual somos simples órganos ¿o parásitos?. La furia de las energías naturales tiende a desatarse a medida que afectamos a la naturaleza en función del confort individual.
Cabe preguntarse si no estarán en lo cierto los Menoriítas que habitan en Norte América, Argentina y Paraguay, una iglesia cristiana originaria de Suiza que rechaza todo tipo de avance tecnológico, incluida la electricidad por supuesto, y que viven en áreas rurales cultivando la tierra con tecnología de hace dos o tres siglos, utilizando botones de madera y telas de algodón, carros de tracción animal y alumbrándose con velas y antorchas fabricadas por ellos mismos
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