miércoles, enero 31

La explosión.

Eran como las tres de la tarde del 20 de diciembre. Acababa de llegar a casa y me disponía a leer mi correo en el ordenador, apenas lo estaba abriendo cuando sentí un estruendo terrible, al principio pensé que se trataba de un trueno, cosa que no es extraña en San Cristóbal. Pero el ensordecedor ruido continuó y la tierra comenzó a temblar, se escuchó algo así como el derrumbe de un edificio y en seguida pensé el Las Palmas, un conjunto de torres que se construye muy cerca de mi apartamento y que se ve justo desde el sitio donde tengo mi oficina, No supe en que momento estaba en el pequeño jardín del apartamento mirando hacia las palmas, seguía temblando la tierra, pero Las Palmas seguía en pie. El instinto de conservación me hizo dirigirme a la puerta del edificio, allí me conseguí con varios vecinos igualmente asustado. La explosión no cesaba, ahora se escuchaban además explosiones menos fuertes, era obvio que en algún lugar cercano había explotado un depósito de pólvora. Pensé en mis hijos, Juan Cristóbal, de diez años estaba jugando con los morochos di Girolamo y con Rodolfo Becker en el edificio del frente. Maria Camila estaba con su mamá. De pronto apareció Mariangel con la niña, estaba llegando de la calle y le tocó la explosión estando en el estacionamiento sótano del edificio. De pronto aparecieron aterrorizados Juan Cristóbal y sus amigos, todavía se escuchaba una que otra pequeña explosión. Juan Cristóbal me dijo enseguida:

- Hicimos una promesa papi, que si nos moríamos seriamos amigos en el cielo y si sobrevivíamos no volveríamos a pelear nunca más.-

La explosión ocurrió a solo dos cuadras del edificio,en los depósitos de una empresa constructora, no hubo muertos, la puerta del local donde estaban los fuegos artificiales salió disparada varios metros. Quienes vieron la explosión desde la parte alta de la ciudad dicen que se vio un hongo de humo similar al de una bomba atómica sobre el sitio.

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