A finales de 1.999 mantenía yo una discusión con el bien recordado Don Chucho Rodríguez sobre el tema de cuando se iniciaría el milenio, si el primero de enero de 2.000 o el primero de enero de 2.001, El tema era de nuca acabar y por cierto de muy poca utilidad práctica. El hecho es que después de mucho estudiar la historia de los calendarios y consultar historiadores recibí un Emilio de mi primo Rodrigo Echeverri en el que se aclaraba la cuestión: Se trata simplemente de un convencionalismo y la trascendencia que el tema puede tener es prácticamente nula.
Quienes éramos adultos y con varias décadas de existencia para la fecha, pudimos vivir el sueño de la llegada del año dos mil, el cual se prestó para muchos escenarios temporales de películas de ciencia ficción nos creamos una imagen idealizada de ese año. Los mas pesimitas apostaban por el fin del mundo o un cuadro catastrófico en el cual los seres humanos se pelearían por el agua y los alimentos, mientras otros veían en el un mundo lleno de confort en el que los problemas cotidianos habían sido resueltos por la ciencia, el hambre habría sido erradicado y la alimentación tradicional habría sido sustituida por una especie de píldora mágica de consumo diario que supliría todas las necesidades alimentarías de las personas.
El 2.000 llegó y pasó, también el 2.001 y las cosas simplemente han seguido una evolución lenta que la hace casi imperceptible.
Los profetas del desastre tenían razón hasta cierto punto, pero también la tenían quienes soñaron con la evolución de la tecnología al servicio del confort humano, solo que no a todos ha tocado sufrir las vicisitudes de la catástrofe, pero además tenían razón quienes apostaron al desarrollo tecnológico que por ahora se manifiesta con gran auge en las telecomunicaciones, solo que no todos los seres humanos han tenido acceso a ellos.
A pesar de todo lo dicho en cierto modo a todos nos a afectado de una u otra forma el nuevo milenio.
Hoy comienza un nuevo año, es solo otro convencionalismo. Sirva para desearles a todos la mejor de las suertes y también para recordar a viejos amigos, presentes y ausentes y para que reflexionemos un poco en nuestro futuro como personas, como familia, como colectividad y como especie.
FELIZ AÑO 2.006.
2 comentarios:
Gracia Carlos. Ya había leido tu comentario. Te deseo igualmente un Feliz Año. Pronto retomaré el tema.
Jenny Sparks: Soy el espíritu del siglo veinte, un mecanismo de defensa de cien años de validez. El siglo veinte ha terminado.
Swift: No, el siglo veinte no termina hasta el año 2001, cualquiera con un poco de educación sabe eso…
Jenny Sparks: No me culpes a mí, culpa a cómo lo cuenta el planeta. Realidad de consenso, este siglo ha estado regido por una mayoria de subnormales.
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