Es un lugar común ya decir que la Tierra es nuestro hogar. Ecología es una palabra que etimológicamente contiene la raíz griega Oikos que significa casa y Logie que significa ciencia. Hoy en pleno Siglo 21 parece existir conciencia de este hecho y también parece existir conciencia de que no existe otro hogar posible para la especie humana que no sea la tierra.
En los años sesenta la humanidad, gracias a los avances espaciales de las superpotencias, pido ver fotografías del planeta tomadas del espacio y más aun los astronautas pudieron ver al planeta desde allí y se consolidó así una la visión global que venia gestándose a pasos agigantados en el siglo 20 con el desarrollo de las comunicaciones. El automóvil, La radio, la televisión, la aviación y por supuesto la conquista del espacio, con sus viajes tripulados y los satélites artificiales abrieron la mente humana al concepto de unidad planetaria.
Pero mientras estos desarrollos ocurrían en el planeta se estaba produciendo también otro hecho tan trascendental como el primero, pero de características macabras. El desarrollo científico trajo consigo una serie de secuelas nefastas que apuntan a la destrucción misma del planeta. La inmensurable estupidez humana ha puesto la tecnología en manos de intereses individuales para fines comerciales y las guerras mundiales tuvieron su desenlace en el holocausto nuclear de Hiroshima y Nagasaki. Pese a la destrucción y al horror de las secuelas de la bomba atómica las guerras han seguido en el planeta. Vietam, Irak, Palestina, Israel, Kosovo y otros países han sido victimas de la guerra.
Pero además el daño hecho en forma “pacifica” al medio ambiente ha sido gigantesco en los últimos cien años. Se dice que en toda la historia de la humanidad no se había dañado tanto al planeta como lo hicimos en el Siglo 20 y como lo seguimos haciendo en el Siglo 21. La tala de bosques, la destrucción de la biodiversidad, la contaminación de las aguas y la destrucción de la capa de ozono hacen prever un futuro nada alentador por las generaciones futuras. La destrucción del planeta parece inminente, ya los cambios climáticos parecen estar haciendo estragos, la temporada de huracanes de este año 2.005 ha sido la mas violenta que recuerde la humanidad. Muchos países pobres del Caribe y Centro América han sido victima de los embates del medio ambiente alterado por las altas temperaturas de las aguas del Caribe producto quizá del calentamiento global. Los Estados Unidos han sufrido perdidas millonarias por esta misma causa y lo que es peor el sufrimiento humano, la muerte y los enfrentamientos sociales han sido activados por causa de estos desastres naturales.
Por otra parte la humanidad está cada vez mas sumida en la miseria. El Siglo 20 trajo bienestar a algunos sectores de la humanidad, pero la superpoblación en otros sectores lo que ha traído son mayores índices de pobreza. Quienes viven en la pobreza solo pueden pensar en su propia subsistencia y cualquier teoría ecologista se cae por su propio peso frente a un cuadro como este ¿Cómo pedirle a alguien que vive en la indigencia que utilice sus recursos escasos en la conservación del medio ambiente? ¿Cómo pedirle a alguien que ve morir de frió a sus hijos que no tale un árbol para hacer leña?
El daño ecológico es sin duda mucho mayor que la tala de árboles hecha por un campesino de las montañas andinas. Pero esta pregunta es solo un ejemplo de lo que a mayor escala podemos y estamos haciendo los seres humanos impulsados por el consumismo desarrollado en el Siglo 20 y que sigue creciendo en el Siglo 21 reforzado por unas comunicaciones masivos utilizados cada vez mas al servicio de intereses mercantiles mas que a desarrollar una comunidad global armónica y respetuosa.
Caemos entonces en lo que creo es el fondo del asunto, los valores de la humanidad han sido distorsionados a través de los siglos. La humanidad misma parece que nunca ha sido vista como parte integral del ecosistema planetario. Nuestra capacidad de razonar y actuar a partir de esos razonamientos mas que haber sido puesta al servicio de la conservación de nuestra casa grande, ha sido puesta al servicio de intereses individúeles.
No está lejos el día en que comience a escasear el agua porque por falta de valores y por atender a esos fines individuales está siendo diezmada en sus fuentes y envenenada en sus caudales. Ese día en que no tengamos agua suficiente para beber o para regar nuestros plantíos despertará el instinto guerrero de los seres humanos y posiblemente los Estados en nombre del pueblo volverán a mostrar sus fauces genocidas.
El Estado tiene una tarea de primerísima línea en toda esta lucha por la preservación de nuestro hogar cósmico pero es solo logrando una conciencia universal del problema que lograremos evitar la destrucción del planeta que no es otra cosa que un organismo en evolución del cual cada uno de nosotros es poco más que una pequeña célula pero que en grupos formamos comunidades capaces de destruirlo o de salvarlo.
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