La vida es bella decía en estos días el Padre Benjamín García recordando la extraordinaria película de Roberto Benigni. Aveces esperamos más es cierto, pero ya con respirar y poder compartir con los seres queridos la existencia tenemos una razón para agradecer el tránsito por este plano de la existencia.
Esta semana tuve varios encuentros con viejos amigos, supe de uno que recientemente perdió a un hijo, una persona joven, ese trance lo vivimos hace un par de años con la partida de una persona muy cercana. El dolor y la impotencia llenaron el espíritu de los más cercanos parientes, los hijos, la esposa, la madre y las hermanas, pero el tiempo ha transcurrido y aunque queda el vacío las heridas han sanado y su espíritu vive hoy en el recuerdo de quienes pudimos compartir con el.
De quienes se fueron recordamos la sonrisa, no el llanto. La vida es bella, sea cuales fueren las circunstancias que nos toquen vivir. Siempre habrá un flor, oiremos el trinar de las aves, veremos las sonrisas de los niños, siempre habrá música, mujeres lindas, siempre habrán obras que hacer para enriquecer nuestro espíritu, siempre que enseñar, recuerdos que compartir y personas a quien amar. Los momentos difíciles y las partidas prematuras sólo nos recuerdan que tenemos que seguir adelante construyendo nuestro destino.
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