domingo, agosto 18

El tiempo y la mente.


La mente humana no siempre es comprendida en su integridad, existen varios niveles en ella, el nivel consciente, que es aquel que se da a través de la percepción de los sentidos y el razonamiento, el inconsciente personal, que viene dado por las manifestaciones de la mente de cada individuo en un plano  que sin ser  ajenos ajeno a la percepción y al razonamiento están nutridos por recuerdos reprimidos y olvidados y un tercer nivel, más profundo que es el inconsciente colectivo, el más fascinante de de todos, que se manifiesta a través de símbolos que se llaman arquetipos y que conectan con las experiencias de la humanidad a través de todas sus generaciones.

El inconsciente colectivo, y caemos aquí en el campo de las especulaciones, posiblemente es transmitido a través de los genes de nuestros antepasados mediante lo que podríamos llamar la memoria genética, la cual estaría presente en el genoma de cada uno de los seres humanos y que contendría las experiencias vividas por toda la humanidad, por ello está presente desde antes de la gestación de cada individuo, porque proviene de sus antepasados, esto explicaría que no es necesaria la reencarnación para que en las regresiones se den manifestaciones de vidas pasadas, pues en realidad tenemos memorias de otras vidas, las vividas por quienes nos antecedieron en el proceso de nuestra propia génesis individual.

Ahora bien ¿por qué existen manifestaciones en la mente que nos conectan con el futuro? La respuesta intuitiva es que el tiempo es cíclico, así que una explicación simple, sin mayor profundidad nos lleva a deducir que en el círculo del tiempo pasado, presente y futuro forman parte de una misma línea, así que al viajando hacia el pasado podríamos también llegar al futuro y viceversa. Pero las cosas no parecen ser tan sencillas, existen planos en lo que esa explicación podría ser válida, pero parece obvio que no en el plano material, habría que lograr conectar el plano material con el plano espiritual o con el plano mental, los dos planos en los que pareciera darse el fenómeno de la  ciclisidad del tiempo, que dicho sea de paso, de acuerdo a la física contemporánea no es propiamente circular, sino elíptico.

Partiendo de la base de la concepción elíptica del  tiempo podemos llegar a afirmar que hay ciertos eventos predecibles a través de la percepción sensorial y el razonamiento consciente, si cabe la expresión, tales son aquellos derivados de condiciones que se repiten en cada ciclo, sabemos que las noches son más obscuras que los días, que en tiempos de plenilunio las noches son más claras, que en verano las temperaturas son más altas, que en otoño ciertas especies pieden sus hojas, que en primavera los campos se llenan de flores y eso hace que todos esos eventos sean predecibles de forma consciente.

A nivel del inconsciente también podrían darse las llamadas percepciones extrasensoriales, que están en un plano más profundo de la psique y por ende son más difíciles de explicar. Ciertos temores, ciertas premoniciones vienen dadas por por percepciones no tan evidentes que nos llevan a abrir ventanas en el interior de la mente que nos llevan a sentir ciertos estados de ánimo que resultan ser premonitorios y que al final son simples expresiones de inconsciente personal. Igual podría suceder con el inconsciente colectivo, un buen grupo de personas puede sentir que un determinado evento, igual o semejante a algo ocurrido hace cientos o miles de años pueda repetirse y de hecho termina ocurriendo, lógicamente con sus variables y sus características propias, por eso puede decirse que el destino puede ser modificado si se toman las previsiones del caso. 

Queda por descodificar el hecho de que ciertos eventos pueden vistos a través de mecanismos adivinatorios o incluso a través de los sueños o de los llamados trances con increíble precisión, un caso digno de citarse es el del desaparecido pintor argentino Benjamín Solari Parravicini, quien a través de las llamadas psicografías dibujó eventos que en su momento eran impredecibles y que terminaron ocurriendo. Intuyo que la solución a este enigma está en la conexión entre los planos material, espiritual y mental dentro de la concepción cíclica del tiempo, en el entendido de que el futuro, el presente y el pasado están en una misma línea y que sólo es posible distinguir uno del otro cuando estamos en el plano material, en otras palabras, el tiempo es sólo concebible cuando hay materia, en otros planos el tiempo no existe, pues es un concepto finito y esos planos sencillamente son infinitos, hoy es mañana, es ayer y es siempre en esos planos. 



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