domingo, abril 6

Del 78 R.P.M. al I-POD.

Si usted le dice pick up al equipo de sonido probablemente es una joven abuela que escuchaba los L.P. de Trino Mora en las tardes de los años setenta junto a algún “pavo” de pantalones acampanados, camisa hindú, gran copete y largas patillas, sus padres seguramente tenían en desuso una colección de cartuchos con música de las Sonora Matancera y algún viejo equipo de cintas de carrete en el cual grababan todavía viejas piezas instrumentales para usar como fondo musical mientras leían las novelas de Corin Tellado.

Los mas viejos discos que recuerdo eran de 78 revoluciones por minuto, un vago recuero de haber ido sonar uno o dos, llenos del ruido de los rayones que el uso le proporcionaba al acetato, el material del cual estaban hechos los discos, recuerdo bien los 45, eran llamados también sencillos, tenían una canción por cada lado, en los tiempos de mi adolescencia y mi infancia eran llamados también “sencillos” contrastando con los “long play “, L.P. o discos de larga duración que se tocaban a 33 r.p.m. Era la época de las plantas “pioneer” y los deck Sony, llos compact cassetes y las mezcladoras de sonido que dieron origen a las minitecas y a las mezclas que luego dieron origen a las mezclas y a los D.J.

En los ochenta los C.D. o discos compactos desplazaron a los discos de acetato que en los noventa ya no se volvieron a comercializar. El reinado del C.D. lleva ya mas de veinte años, pero comienza a verse amenazado por el del MP3, un formato almacenable en los populares pen drives y por supuesto en los discos duros de los computadores, las memorias de los I-pods y los nuevos dispositivos de sonido que empiezan a ganar campo en el mercado.

Lo cierto es que la forma de almacenar el sonido esta en constante evolución, cada vez los equipos son mas pequeños y la calidad del sonido es mejor. En pocos años, gracias al wi fi y a la tecnología de los equipos telefónicos móviles el almacenaje de la música ni siquiera será tarea de quien la escucha, sino que habrá acceso a archivos en cualquier parte del mundo para ser escuchados en el momento que deseemos en un simple equipo de MP3 o algo semejante. Igual ocurrirá con el video y hasta con el cine. Lo que si se perderá será el encanto de las carátulas y la emoción de abrir pr primera vez el disco.

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