El negocio fe los videojuegos en red está tocando las peligrosas puertas del mundo de las apuestas para las nuevas generaciones. Recientemente mi hijo de diez años comenzó a lugar con sus amigos del colegio un juego llamado Habo que tiene como finalidad adquirir bienes en un mundo virtual, entiendo que estos bienes se adquieren con puntos que se obtienen jugando o haciendo llamadas pagas a un número celular. Habo permite acumular riquezas en ese mundo virtual, permite regalar riqueza a otros jugadores y permite construir su propio mundo siempre en el mundo de su computador. Recientemente le llegó a mi esposa un correo pidiéndole la autorización para que mi hijo entrara en un club virtual llamado Penguin o algo semejante, al preguntarle a mi hijo respondió que es algo semejante a Habo pero que permite la posibilidad de ganar dinero. No conozco las reglas de estos juegos, ni el fondo de sus objetivos, pero creo que no me equivoco si digo que se tata de una forma de explotar a los niños creándoles la adicción a los juegos y a las apuestas.
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