jueves, febrero 22

Ni tan bruto.


Estudié bachillerato con los curas salesianos. En el pensum de estudios teníamos clases de materias practicas como electricidad, plomeria y carpintería, en una asignatura que se llamaba áreas de exploración. El profesor de electricidad era un cura quien además era profesor de física en niveles superiores. En alguna oportunidad uno de los compañeros de clase vio aquella popular caricatura del hombre montado en un burro con una zanahoria amarrada a una cuerda que cuelga en la punta de un palo, mientras el pobre burro caminaba tras la inalcanzable zanahoria.

Nuestro compañero inspirado en la imagen tuvo una gran idea: con una carreta metálica y un imán se podía hacer lo mismo, el imán atraería a la carreta y ésta no necesitaría motor; orgulloso de su inteligente idea, en una sesión de preguntas y respuestas sobre electricidad y física con la que acostumbraba nuestro profesor a cerrar las clases le expuso los fundamentos de lo que sería su invento, todos nos reímos del pobre muchacho, quien por cierto tenía fama de no ser muy inteligente. Todos pensamos que el cura iba a responderle descalificandole, pues era de muy mal carácter, pero al contrario le respondió diciendo:

"- Sigue trabajando con imanes hijo y te aseguro que pondrás en movimiento tu carreta."

Posiblemente por la indignación que le causó la burla de sus compañeros, el muchacho siguió trabajando con ayuda del cura con los imanes y al final del año presentó como trabajo un pequeño motor eléctrico con el cual movía una carreta de madera, eso le valió un premio al mejor trabajo científico.



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