sábado, enero 13

Adiós a mi Tío Hector.

El mundo sigue girando, niños nacen, hombres mueren, unos sueños se materializan y otros se desvanecen y así va pasando la vida. A veces nos parece injusta:damos todo y al final nos encontramos tendidos en el frío cemento de la cama de una morgue. Si tenemos suerte algunos derramaran unas lagrimas por nosotros y acompañarán a nuestra familia en el dolor.

Durante la vida el pelo se nos encanece, si no es que se nos cae , los vista se nos deteriora y con ella la salud y al final la muerte no nos perdona. La satisfacción de lo hecho queda para el recuerdo de quienes nos sobreviven junto con la energía que trasmitimos al amar.

Seguirá siendo una incógnita que es lo que hay después, aunque sigamos oyendo los sermones de los curas y digamos creer en el mensaje del Señor que nos dice que seguiremos vivos “hasta la eternidad”.

Adiós a mi tío Héctor quien se fue esta mañana a las ocho y de quien no me quedan sino buenos recuerdos y aunque en los últimos años no pude compartir con el, la energía que nos trsmitío, no se si en persona o a través de mi madre hoy se siente grande y luminosa.

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