Sigió lloviendo, los apamates desafortunadamente no me fallaron esta vez, algunos siguen florecidos, se pudieron haber utilizado para pronosticar lo que nos esperaba, pero ese no es el tema que me ocupa hoy . La semana fue un solo temporal en este país, llegan noticias de Caracas, Vargas, Miranda, Falcón, Mérida, Carabobo y Yaracuy sobre trágicos saldos de damnificados, el Táchira no se salva, los muertos en todo el país se acercan a una veintena, la destrucción de viviendas en las zonas marginales dicen que alcanza a cinco mil, vehiculos, enceres domesticos, cosechas, alimentos y otros bienes han sido destruidos, se han perdido días de clases en el sistena de educación, se han paralizado fábricas y comercios.
La pregunta es ¿cómo se pueden evitar que los desastres de la naturaleza lleguen a esos extremos?. Creo que la respuesta obvia es respetandola.La tala indiscriminada de bosques, la quema de vegetaci+on, la desviación del curso de los ríos y quebradas, el convertirlos en cloacas y basureos públicos, han sido algunas de las causas que hicieron que lo que pudo haber sido un temporal de consecuencias normales se haya convertido en una tragedia nacional.
En 1.999, cuando la tragedia de Vargas se dijo que la naturaleza se estaba cobrando todos los daños que le habíamos hecho, parece que no aprendimos la lección, aunque siento que en ciertos niveles se ha venido tomando conciencia, los niños hoy como que tienen más amor por la naturaleza, las empresas piensan más en el medio ambiente, los gobiernos promulgan leyes que apuntan hacia la solución de los problemas ecológicos, pero sigue existiendo un grave problema que impide que esto redunde en un mejoramiento real de la situación ambiental: La pobreza y la exclusión social siguen siendo un problema sin resolver: ¿Cómo pedirle a alguien que ha sido privado de educación o de vivienda que piense en la conservación del medio ambiente cuando su primera prioridad es la subsistencia?
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