Realmente no es nada nuevo, ya sabemos que son muchos los traumas que va a producir el cambio climático que estamos produciendo como consecuencia de un desarrollo mal entendido, que pone por encima de todo el confort los beneficios económicos de los sectores de la sociedad que pueden tener acceso a ambas cosas. Lo nuevo es que la prensa mundial comience a preocuparse de lo que sucederá y haga pronósticos tan lapidarios como los que hace hoy El País de Madrid, titulando “El cambio climático fomentará los Estados fallidos y los regímenes autoritarios.”
El artículo del país se basa en los estudios del catedrático Antonio Marquina, quien sostiene que para mediados de siglo “la escases de agua y alimentos y los flujos migratorios derivados de problemas medioambientales afectarán los sistemas políticos” esto se traducirá en la proliferación del autoritarismo y los Estados fallidos, es decir los gobiernos débiles generadores de anarquía en su área de influencia.
He sostenido siempre la tesis de que el impacto del cambio climático no puede traer otra consecuencia que las explosiones sociales y los conflictos por el dominio de los recursos naturales, lo cual no podrá tener una consecuencia distinta a la guerra. Solo podríamos librarnos de la guerra tomando conciencia de la gravedad del problema y haciendo cambios estructurales en los sistemas políticos, económicos y sociales que conduzcan a una verdadera utilización racional de los recursos naturales.
El ansia de poder, la acumulación de riquezas y la busca del confort son factores que nos conducen a la destrucción del planeta. En la toma de conciencia y la educación de las próximas generaciones esta la clave para evitar el colapso., es posible que las situaciones extremas que se avecinan sean detonantes del cambio en la actitud de los gobiernos y las personas.
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