Es cierto que no tengo las suficientes credenciales para juzgar a un personaje de tanto relieve y talante intelectual como Joseph Ratzinger, tampoco tengo la ilustración suficiente para juzgar a la iglesia Católica, de la cual por cierto me considero miembro, aunque no soy lo que se llama un practicante ejemplar. En otras palabras soy parte de ese pueblo que llamamos iglesia y me debato entre las dudas y la fe. Pero quiero hoy, después de que han pasado poco mas de dos años de su papado hacer unas pocas consideraciones, todo esto lo digo para que quienes osan leerme sepan a que atenerse.
Cuando anunciaron que era posible que Joseph Ratzinger fuera el sucesor de Juan Pablo II, pensé que esa seria la elección que mas se alejaba de la Iglesia Católica que yo quería, pues las pocas referencias que tenia de el remitían a su participación en el ejercito nazi y al cargo de Prefecto para la Doctrina de la Fe, es decir la antigua inquisición y eso nos remite al capitulo mas oscuro de la historia del catolicismo. No quiere decir que Ratzinger sea Torquemada, pero queda el mal sabor de saber que fue el hombre encargado de ejercer en la última mitad del siglo XX el Santo Oficio, excomulgando entre otros a Ernesto Cardenal y a a Leonardo Boff, dos latinoamericanos que se alinearon con el marxismo dentro de la iglesia en defensa de los pobres del continente.
Sin embargo, hay que reconocer que aunque la Iglesia tiene una estructura anacrónica, responde a un esquema monárquico entre otras cosas, Ratzinger, quien es visto como ultraderechista ha hecho mucho por la modernización de la Iglesia, pues fue asesor de Paulo VI en el Concilio Vaticano II, es además autor del nuevo catecismo y coredactor del actual Código canónico. Además Ratzinger como cardenal fue mano derecha y en cierta formo ideólogo del Papa Juan Pablo II, de cuyo papado han sido calificado como uno de lso mejores del Siglo XX.
Pero Ratzinger no tiene el carisma de Juan Pablo II y su capacidad de liderazgo choca con su excesivo intelectualismo, cosa que ha hecho llevar a la Iglesia al borde de un grave enfrentamiento con los musulmanes por una cita en un discurso que según se dijo fue mal interpretada. Un líder debe tener la cualidad de hablar con la claridad suficiente para que no se caiga en malas interpretaciones.
La posición obcecada de la iglesia en contra del uso de preservativos para evitar enfermedades de contagio sexual tales como el sida, la oposición a todo tipo de ley que contemple la posibilidad de permitir algún tipo de aborto y la oposición a los matrimonios de personas del mismo sexo tienen fundamentos morales que si a ver vamos son enteramente válidos, pero que en la actual sociedad deben ser debatidos ampliamente, pues de no fomentarse el debate imponiendo las prohibiciones como sise tratase de un simple dogma de fe lo que hace es que quienes tienen una idea diferente simplemente le den la espalda a la Iglesia, porque si a ver vamos esta simplemente no es imprescindible.
Por otra parte no comprendemos la constante oposición a la ordenación de mujeres o a permitir el matrimonio a los sacerdotes o la mano blanda con los dignatarios eclesiásticos que han caído en escándalos de pedofilia. Realmente no se que responsabilidad pueda tener el Papa en estos asuntos, pero lo cierto es que Benedicto XVI lleva en sus espaldas el hecho de no gozar de las mismas simpatías que gozaba Juan Pablo II, por lo cual la tendencia es a responsabilizarle con mayor contundencia de todo lo que pasa en la viña del señor, para usar sus propias palabras.
En función de lo anterior hay quienes aseguran que Ratzinger ni siquiera es obispo, ya que su ordenación está viciada de nulidad absoluta por el incumplimiento de algun formalismo requerido para hacerlo, también hay quienes dicen que después del Concilio Vaticano II todos los Papas son en realidad antipapas, porque en dicho concilio se reformaron los ritos que daban validez a la elección de los Papas, esto lógicamente corresponde a una interpretación ultra conservadora. Lo cierto es que allí está Ratzinger, quien por cierto sigue siendo nombrado cn mucha frecuencia por su apellido en lugar de su nombre de Papa, cumpliendo su función, gústenos o no.
Cuando anunciaron que era posible que Joseph Ratzinger fuera el sucesor de Juan Pablo II, pensé que esa seria la elección que mas se alejaba de la Iglesia Católica que yo quería, pues las pocas referencias que tenia de el remitían a su participación en el ejercito nazi y al cargo de Prefecto para la Doctrina de la Fe, es decir la antigua inquisición y eso nos remite al capitulo mas oscuro de la historia del catolicismo. No quiere decir que Ratzinger sea Torquemada, pero queda el mal sabor de saber que fue el hombre encargado de ejercer en la última mitad del siglo XX el Santo Oficio, excomulgando entre otros a Ernesto Cardenal y a a Leonardo Boff, dos latinoamericanos que se alinearon con el marxismo dentro de la iglesia en defensa de los pobres del continente.
Sin embargo, hay que reconocer que aunque la Iglesia tiene una estructura anacrónica, responde a un esquema monárquico entre otras cosas, Ratzinger, quien es visto como ultraderechista ha hecho mucho por la modernización de la Iglesia, pues fue asesor de Paulo VI en el Concilio Vaticano II, es además autor del nuevo catecismo y coredactor del actual Código canónico. Además Ratzinger como cardenal fue mano derecha y en cierta formo ideólogo del Papa Juan Pablo II, de cuyo papado han sido calificado como uno de lso mejores del Siglo XX.
Pero Ratzinger no tiene el carisma de Juan Pablo II y su capacidad de liderazgo choca con su excesivo intelectualismo, cosa que ha hecho llevar a la Iglesia al borde de un grave enfrentamiento con los musulmanes por una cita en un discurso que según se dijo fue mal interpretada. Un líder debe tener la cualidad de hablar con la claridad suficiente para que no se caiga en malas interpretaciones.
La posición obcecada de la iglesia en contra del uso de preservativos para evitar enfermedades de contagio sexual tales como el sida, la oposición a todo tipo de ley que contemple la posibilidad de permitir algún tipo de aborto y la oposición a los matrimonios de personas del mismo sexo tienen fundamentos morales que si a ver vamos son enteramente válidos, pero que en la actual sociedad deben ser debatidos ampliamente, pues de no fomentarse el debate imponiendo las prohibiciones como sise tratase de un simple dogma de fe lo que hace es que quienes tienen una idea diferente simplemente le den la espalda a la Iglesia, porque si a ver vamos esta simplemente no es imprescindible.
Por otra parte no comprendemos la constante oposición a la ordenación de mujeres o a permitir el matrimonio a los sacerdotes o la mano blanda con los dignatarios eclesiásticos que han caído en escándalos de pedofilia. Realmente no se que responsabilidad pueda tener el Papa en estos asuntos, pero lo cierto es que Benedicto XVI lleva en sus espaldas el hecho de no gozar de las mismas simpatías que gozaba Juan Pablo II, por lo cual la tendencia es a responsabilizarle con mayor contundencia de todo lo que pasa en la viña del señor, para usar sus propias palabras.
En función de lo anterior hay quienes aseguran que Ratzinger ni siquiera es obispo, ya que su ordenación está viciada de nulidad absoluta por el incumplimiento de algun formalismo requerido para hacerlo, también hay quienes dicen que después del Concilio Vaticano II todos los Papas son en realidad antipapas, porque en dicho concilio se reformaron los ritos que daban validez a la elección de los Papas, esto lógicamente corresponde a una interpretación ultra conservadora. Lo cierto es que allí está Ratzinger, quien por cierto sigue siendo nombrado cn mucha frecuencia por su apellido en lugar de su nombre de Papa, cumpliendo su función, gústenos o no.
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